Nos dieron la habitación de debajo del tejado con lo cual el techo estaba inclinado hacia la calle. La bañera jacuzzi estaba colocada en la parte más baja de la habitación por lo que había que agacharse para poder meterte y salir, era una odisea. Intenté el cambio de habitación porque había tenido un accidente y no podía manejarme con el brazo derecho pero no lo pudieron hacer porque me dijeron que estaban todas ocupadas, en fin, que los dos días que estuve no me pude bañar.
Las paredes no están bien insonorizadas con lo cual los ladridos de los perros( admiten mascotas) se oyen bastante claros, eso si, en las horas nocturnas no se escuchó ninguno.
Para nosotros, nuestra estancia ha sido más bien mediocre, no creo que volvamos.