Hotel boutique súper bonito, y en un ubicación inmejorable.
El hotel está muy nuevo, con una decoración nórdica muy bonita y acogedora. Tiene varias zonas comunes no muy grandes pero muy cómodas y agradables debido a su calidez y decoración.
Las habitaciones son pequeñas, pero también muy acogedoras, con una cama muy cómoda, y el baño tiene buen tamaño y está nuevo y también es muy bonito. Ambos súper limpios.
El desayuno estupendo, variado, y abundante.
El servicio muy amable, aunque nos pareció, sobre todo en el desayuno que estaban un poco desbordados.
Se ubica en una avenida amplia, con edificios bonitos y bien cuidados, y árboles, que desemboca en canal. La zona nos encantó.
Un detalle a tener en cuenta, el hotel tiene bicicletas para alquilar, pero no se pueden reservar, por tanto el que primero las alquila por la mañana es el que las consigue. Nosotros no lo sabíamos, fuimos después de desayunar un sábado, que el hotel estaba bastante lleno, y ya no quedaban.
En definitiva el hotel nos encanto, si volvemos a Copenhague repetimos sin duda.