El hotel es bastante antiguo y oscuro. Está bien ubicado para quien quiera ir de compras. Sin embargo, está lejos de todo atractivo turístico. La atención del personal es mala, desentendidos del pasajero y con una actitud y disposición bastante desagradable. El desayuno es variado, pero de mala calidad, comida fría y seca. Las habitaciones están limpias, pero las ventanas están sucias y las camas son duras. No hay internet en las habitaciones, solo si lo pagas. Por si fuera poco, al llegar te piden un depósito de garantía de 3.000 BAHT (100 euros aprox.), que si no dejas en efectivo hay que dejar con tarjeta (en cuyo caso se tardan 2 semanas en en devolver). No volvería.