Desde la llegada al hotel supimos que la estancia iba a ser inmejorable. La atención de Andrea en la recepción fue rápida, eficaz y muy amable, con un trato inigualable durante toda la estancia, al igual que el de todo el personal del hotel, tanto de recepción como del servicio de desayuno y restaurante. La habitación era una pasada de grande y bonita, con unas vistas preciosas al jardín y con una limpieza digna de destacar.
El desayuno era abundante y con opciones variadas, tanto en frio como en caliente y nos permitía acometer las levadas con redobladas energías.
La distancia al centro pueden suponer 10-15 minutos andando, con un descenso no excesivo. El taxi de regreso de la primera noche nos costó 6,40€, lo que hace que este medio de transporte sea una buena opción. En otras ocasiones utilizábamos el coche de alquiler, dejándolo en el parking Almirante, muy económico y cómodo para moverte por el centro de Funchal.
Un hotel con encanto.
Recomendable 200%.