El hotel es muy bonito, con un estilo clasico y las habitaciones enormes y limpias. El baño tambien es grande aunque solo tiene ducha, no bañera. El desayuno correcto, eso si, te preparan un capuchino delicioso. Lo mejor del hotel sin duda es Roberto, está en la recepción. Olvidamos las chaquetas con documentación en el autobus viniendo del aeropuerto y, pese a no hablar español (en el hotel no lo hablaba nadie), nos gestionó su recuperación y nos salvó las vacaciones, un encanto de hombre, superamable y tremendamente eficiente.