Situado en una calle con mucho movimiento, afortunadamente las habitaciones están bien aisladas contra el ruido. La zona es parte del barrio chino, pero no tuvimos sensación de inseguridad en ningún momento, ya que es una zona muy transitada.
La habitación era bastante espaciosa (incluso tenia terraza), había TV (aunque sin canales en español), y un gran armario más que suficiente para dos personas o largas estancias (incluía caja fuerte).
El baño se limpiaba todos los días y también cambiaban las toallas cada mañana.
El desayuno era suficiente, aunque no demasiado variado; lo único que que había caliente era el café o té.
En cuanto a la zona, hay dos paradas de metro a diez minutos andando (línea A), y el tranvía para delante, con lo que puedes llegar hasta Termini en muy poco tiempo.
El matrimonio que regenta este hotel es muy amable y estaban siempre dispuestos a ayudarnos.
En definitiva un hotel muy recomendable si no buscas demasiados lujos o servicios, ya que tiene una relación calidad/precio muy buena para lo que es Roma.
PD. Si os alojáis en este hotel no dejéis de visitar la heladería Palazzo del Freddo que se encuentra casi enfrente... de los mejores y más económicos helados de toda Roma.