Se trata de un hotel de carretera, y como tal práctico, e impersonal. Las habitaciones son correctas, limpias, y la cama muy cómoda la verdad. En mi caso, en el baño había un ligero olor a desagüe, pero estaba todo limpio. Me gustaron las estanterías con libros en en Hall y las habitaciones, aunque solo sea para decoración, es acogedor. El restaurante es un buffet libre, y claro prima la cantidad sobre la calidad. Si quieres otra cosa, debes coger el coche, pues no hay nada alrededor. El personal amable, aunque en cafetería un poco desbordados a horas punta.