Habíamos pasado un día horrible de frío y lluvia, nos ofrecieron guardar las motos en garaje cerrado. Nos pusieron la calefacción a tope. Es un hotel precioso. Las habitaciones grandes, muy bien decoradas con cama cómoda y armarios espaciosos. El baño extraordinario, no le falta detalle. El desayuno, incluido en el precio, de sobresaliente. Cenamos en el restaurante de al lado, buena calidad y una cerveza artesana que quita el sentido. Volveríamos sin duda. Gracias por todo.