El hotel es correcto, está muy limpio y el edificio es muy bonito. Sin embargo, con el precio que tiene la estancia, echo de menos detalles más cercanos (no es una cadena de hoteles, es un alojamiento pequeño) como dejar encendidas las luces por la noche, encender la chimenea que está al lado de las habitaciones, ofrecer consejo sobre planes por la zona, habilitar una zona donde puedas beberte una botella de vino simplemente dejando copas para los clientes (zona ribera del Duero, todo el mundo va a bodegas y el plan es beber vino! Es algo común en un hotel clasificado como “hotel boutique”) y un desayuno más elaborado (el único plato caliente eran huevos) con mejor selección de panes y bollería. Doy la enhorabuena a los dos chicos del servicio de cenas: atentos, educados, amables y súper serviciales.