Es es un alojamiento que insiste mucho en el tema de la sostenibilidad. Para quienes son frikis del tema ambiental, este es el lugar al que deben acudir. Por lo demás las habitaciones son pequeñas, aunque muy cómodas. El paño es diminuto: si tienes sobrepeso o eres de talla grande vas a tener problemas para bañarte. De ahí el desayuno es excelente. Tienen una amplia variedad de panes pastelillos, embutidos, quesos y el infaltable buffet con huevos revueltos, que te aconsejo evitarlos. Ahí también huevos duros y muchas verduras para acompañar. El café es excelente y el personal está muy atento a resolverte tus necesidades. Como es un hotel pequeño y el comedor es insuficiente, te van a pedir que reserves hora para desayunar y te darán un periodo de 30 minutos para que puedas alimentarte. Tienen un servicio de lavandería que si vienes de otros países es muy útil y económico enviar tu ropa sucia en la bolsa que te dan. Te la devuelven generalmente a las 24 horas ya doblada y ordenada. En suma, es un hotel agradable, convenientemente situado a pocas cuadras de Atocha y cerca de los principales museos y con una oferta gastronómica abundante en los alrededores. Mi mujer y yo la pasamos muy bien ahí.