Hotel precioso, pequeñito pero acogedor y con todo lujo de detalles. El personal muy atento y agradable. Habitación espaciosa con minibar que reponen con todas las bebidas que quieras, jabones y set con crema solar y aftersun para niños, toallas de piscina, paraguas enorme por si llueve, batas y zapatillas y hasta una cestita de mimbre para llevarla donde quieras... El hotel está a unos 15 minutos del centro comercial y 20 min de la playa y situado en una colina que no hay quien la suba a pie, más que por la pendiente por el tráfico y que no hay arcén por la carretera...el hotel dispone de un transfer casi cada hora para bajar y subir (recomendable reservar) y sino un tuktuk sale desde el pueblo por unos 200-300 baths
Tienen miniclub para los niños con actividades para pintar figuritas, hacer pulseras, pompones, etc. Y gimnasio con acceso las 24h del día.
El restaurante del hotel es precioso pero son lentos, a menudo se equivocan con lo que pides y la carta es reducida, el precio es un poquito más caro que los restaurantes de Patong pero no excesivo. La presentación está muy cuidada y los cocteles y zumos riquisimos.
Desayunos tipo buffet bastante variado y para todos los gustos.
Desde Patong se puede ir a una playa increible con un transfer que tiene la propia playa en varios puntos de Patong, se llama Paradise beach y, aunque se paga el acceso a la playa (200 baths por adulto, los niños no pagan) merece la pena.