Nos ubicaron en una habitación frente a un bar de playa que tenía mucho ruido y no podíamos dormir. Llamamos a recepción y nos trataron mal. Tuve un altercado fuerte con el recepcionista quien pasó a una habitación que también tenía ruido y dijo que no podía ubicarnos en una mejor por la categoría que teníamos. Al otro día nos quejamos y una de las administradoras se disculpó y ubicó en una habitación mejor de cortesía del hotel. Por eso, nos sentimos mejor y decidimos olvidar la situación; sin embargo, el último día recibimos una carta que decía que si volvíamos a dejar la puerta abierta del balcón, nos cobrarían 250 dólares. Nos pareció una amenaza bastante desagradable y nos volvimos a sentir mal en el hotel. Nosotras sufrimos de frío y no nos gusta dormir con aire acondicionado y necesitamos la ventilación del aire puro. Consideramos que el hotel no puede prohibir a los huéspedes que abran la ventana del balcón y además, que amenacen con cobrar $250 dólares. Esto no tiene presentación. También nos cobraron por ubicarnos en la playa debajo de una sombrilla del hotel, dijeron que costaba 30 dólares o que nos teníamos que ir más atrás. Cuando fui a tomar una bicicleta a las 4 de la tarde, dijeron que no se podía, que si bien era hasta las 5, ya a esa hora no la podían prestar. Por esto, no pensamos volver al hotel. Eso sí debo señalar que la comida y la atención de los meseros en los restaurantes es EXCELENTE. La amabilidad de ellos y la comida es muy buena.