Espectacular, con vista a la playa y el silencio a pasos del muelle y del centro comercial de una pequeña y pintoresca ciudad.
Delfines pasaron por la playa, luego tablas jet voladoras, volamos parachute, en el muelle gente tomando en los bares abiertos a la playa, mientras un malabarista se sacaba un chaleco de fuerza en un monociclo de 2 metros.
El hotel excelente, pileta climatizada justo al límite de la playa con vista y reposeras y juegos de niños, mesas para comer con vista, dos sillones me anicos muy cómodos con vista al balcón y la playa y tv.
Lavaplatos, lava secarropas, horno, todo lo necesario para sentirte en tu propia casa.
Y unos pop corn que nos dejaron de regalo en el micro sorprendiendo a los niños.
Todo muy lindo, gracias.