El hotel es muy regular, mucho.
Lo que más fastidia es que el desayuno te lo pintan como muy variado, pero una de dos: o madrugas mucho o te quedas con las sobras.
Se supone que es hasta las 10.30hrs, pero a las 9.30 ya casi no queda nada; algún croissant seco, un par de huevos duros y café quemado.
El primer día, la excusa fue que había habido una "tempesta di gente" cuando no habían más de 20 personas contadas.
También se escuchan los gritos de las discusiones entre el personal de la parte del desayuno, cosa muy desagradable.
Una decepción empezar el día así.
La habitación es correcta de típico estilo clásico.