Buena hostería, muy pintoresca. El living y desayunador son muy cálidos y bien decorados.
La habitación es amplia y luminosa. La cama doble es confortable, la cama individual no tanto. No nos pareció necesario q prendieran la calefacción automáticamente, ya que fuimos en verano, había q pedir q la apagaran.
El desayuno no es muy variado pero es de buena calidad (café, jugó, té, tostadas, medialunas, mermeladas, frutas).
Una curiosidad q tiene la hostería es q a las 22 hs se retira el conserje y queda todo cerrado; te dan una llave y salís e ingresás por una puerta de atrás.