Hotel pequeño, muy bonito, bien ubicado, de estilo vintage, bien decorado, habitaciones, pasillos y zonas comunes, tiene 2 ascensores que facilitan el acceso para el desayuno en el piso 10. Estuvimos 4 personas en una habitación amplia, camas y almohadas cómodas, desayuno variado y rico. Todo el personal muy amable y servicial, Ivet (gerente), meseros (Nay y Felix) y S. Jiménez en vigilancia. La piscina es pequeña pero agradable.
El único inconveniente a pesar de reservar previamente el parqueadero, es que solo dispone de 6 cupos. Faltan toalleros y donde colgar vestidos de baño dentro del baño.