Esta un poco lejos del centro. La habitación era bastante pequeña y oscura. Le faltaba luz. Y había un armario al que le faltaba la puerta. Lo peor es que hay una discoteca debajo que funciona todos los días. Yo estaba en la tercera planta pero mi ventana daba a un patio que es justo donde estaba la discoteca. Nada mas llegar observe que dejan unas bolsitas con tapones. Y menos mal, porque de otra manera seria imposible dormir.
Además, el personal en general es bastante antipático, lo cual me sorprendió, porque veníamos de otro hotel en Cork donde eran de lo mas amables y educados. Y para terminar, el desayuno es repetitivo y poco variado. Cada vez que iba a desayunar había 2 o 3 piezas de bollería. El primer día les pregunte si tenían algo más y me dijeron que iban a preparar más. Pues desayuné y me fui con las ganas, porque la bollería nunca llego. Yo iba con la esperanza de poder escapar del ruido nocturno, ya que leyendo varios de los comentarios de los huéspedes, había algunos que no mencionaban este aspecto. Será porque tuvieron suerte y les tocó alguna en la que el ruido no llegara. Pero el poder descansar en mi estancia de 3 noches fue bastante dificil