A nuestra llegada al hotel, la recepcionista mostró cero empatía con nosotros. No hizo el más mínimo esfuerzo por intentar que nos entendieramos, y se limitó a llamar a otra compañera que hablaba castellano.
La habitación en general está bien pero la iluminación una vez que oscurece es totalmente insuficiente.
La distribución del mobiliario es mejorable. Entre la cama y el armario queda un etrechísimo pasillo, en cuanto se abre la puerta del armario se impide el paso.
La cama magnífica, inmensa, pero las almohadas son poco más que un papel de fumar, tanto en el grosor como en el tamaño.
En cuanto al restaurante, aún estando medio vacío, tuvimos que esperar una eternidad para que nos sirvieran el plato, y aún más unas segundas bebidas que pedimos y que llegaron cuando ya prácticamente habíamos terminado la cena. Asistimos atónitos a ver como primero cobraban mesa por mesa a un grupo grande que había llegado en autobús.
El desayuno buffett excelente, como cabe esperar de un hotel de 4 estrellas.
Concluyendo, el hotel como instalación está bien, con bonitas vistas al Rhin y bien situado, pero ha resultado bastante decepcionante.