En primer lugar, nuestras habitaciones no estaban preparadas. Se quedaron el teléfono y dijeron de avisarnos (no nos avisaron). A las cuatro de la tarde vamos y está solo 1 de las 2 habitaciones, tenemos que esperar más a la otra. Cuando la tenemos, estaba sucia (se suponía que la acababan de limpiar), mobiliario roto, ducha (habíamos pedido previamente bañera) y el aire acondicionado no funcionaba. Tuvimos que esperar casi una hora a que nos pudieran hacer el cambio de habitación (con muchísimo calor y sin aire acondicionado).
Y la otra habitación sucia, rota y en la única planta alta de todo el “¿complejo?”, “¿cámping?”, teniendo que subir bastantes escaleras con la maleta cargados.
Luego, pedimos información sobre una atracción turística cerca del hotel y Estefanía (la chica de recepción) nos dice que no nos puede ayudar, que ella “no es de aquí” y no disponen de esa información, que lo mirara yo en Internet. Poco más tarde, a otros huéspedes les sacan un mapa turístico y les indica dónde y a qué distancia se encuentra otro sitio turístico (se ve que para ellos sí disponían de información).
En conclusión, nada bueno que destacar. La atención fatal, lo peor. El olor de la recepción del “hotel” muy fuerte y molesto. Las habitaciones sucias, rotas, pequeñas y dejan mucho que desear para ser un 4 estrellas. No ha sido una estancia agradable ni creo que vuelva más. Por ese precio, me voy a otro hotel (que sí sea un hotel) más céntrico, con más calidad y mejor servicio.