Tuvimos la gran suerte de alojarnos en la quinta planta, y nos toco una habitacion enorme (espacio amplios, ducha y bañera por separado, salón amplio, camas individuales de más de un metro cada una de ellas, etc).
Esta en la zona de las embajadas. Por las noches, es una zona super tranquila, en muchas ocasiones no nos cruzabamos con nadie. Al estar muy cercana a la embajada americana, habia controles constantemente y la sensacion de seguridad era muy alta.
El personal excelente, habia varias personas que hablaban varias palabras en español o lo entendian.
El desayuno, repetitivo. Pero aceptable.
Si regreso a Praga, repetiré.