El hotel es divino una especie de casa victoriana adaptada como hotel boutique. La decoración es muy linda y el personal es súper atento. Solo estuve una noche y elegí el cuarto más pequeño, con solo 10 metros es perfecto para dormir y disfrutar la ciudad, si eres una persona práctica y no te importa tanto el espacio puedes elegir este cuarto también si vas acompañada. La cama es una delicia igual que las almohadas, me hospedaron en el último piso del hotel y mi cuarto daba a un pequeño parque. Tienen buenas amenidades tanto para baño como una cafetera Nespresso y una tetera. Todos los acabados son en madera y lo hace ver muy elegante.
El baño es estilo vintage y la regadera increíble. Te incluyen en desayuno en la estancia? Es un buffet básico pero toda la variedad de alimentos de gran calidad y gusto, todo delicioso pero sin mucha variedad.
El hotel está ubicado a 5 minutos caminando de la estación de Paddington por lo que no necesitas tomar taxi para llegar. Te dan una clave para entrar por la puerta del hotel aunque siempre hay alguien en recepción, me dejaron hacer check in antes de tiempo y también check out después de la hora formal.
Lo que no me gustó fue que el parque de enfrente no esta nada cuidado y se mete gente rara, que el hotel de junto estaba en remodelación y si se oía cuando trabajaban y que el barrio que se encontraba a una cuadra posterior al hotel no estaba tan lindo era muy comercial pero de ahí en fuera todo lo demás maravilloso. Volvería a quedarme