Relación calidad precio, muy buena. Super limpio!!. El baño, como había leído previamente, es pequeño, pero para una pareja, suficiente. La ducha impecable, a pesar de ser una cabina de cristal. Tiene mérito. Fruta fresca en la habitación cada día, lo que nos encantó. En la recepción siempre a disposición del ciente manzanas verdes, agua y bombones. La recepcionista Sabrine, encantadora: nos solventó la reserva de un taxi al aeropuerto y nos prestó paraguas para un día de lluvia. El desayuno muy bien: completo, variado y de calidad. Si acaso, lo que nos molestó un poco fue lo lento y poco amable que fue el personal del desayuno. En cambio, el chico rubio de la cafetería, super amable. En general, el personal muy dispar en comportamiento hacia el cliente. A 3 minutos, hay una parada de metro y en 4 paradas te plantas en Marientplatz. Repetiríamos.