Por mala fortuna, el dia de mi check in llegué alrededor de la una y media de la mañana y no había ninguna persona en la recepción que pudiera atenderme, por lo que tuve que comunicarme vía telefónica a un teléfono que se encontraba visible en la puerta de entrada de la recepción y fui atendido por una persona del sexo femenino que me trató de auxiliar en la entrada; sin embargo, a pesar de que me indicó como entrar a la recepción (con un código de acceso para abrir la puerta)y como tener acceso a mi llave de habitación, resulta que no me pudo decir la ubicación de dicha habitación, ya que me dijo que ella no conocía personalmente el hotel y que nunca había estado en el lugar y que por esa razón, tenía yo que ocuparme de encontrar el edificio uno que correspondía a mi habitación, lo cual hice por más de una hora y media sin éxito, ya que estaba obscuro, no había ninguna persona en el exterior a quién preguntarle y el frío congelante estaba en pleno apogeo. A final de cuentas, me percaté que mi habitación estaba en el único edificio con el que cuenta el hotel y que estaba a unos cuantos metros de la recepción, pero para entonces mi esposa y mi hijo estaban desesperados esperándome en el auto con mucho frío, sueño y cansancio, pues habíamos viajado todo el día desde la Ciudad de México.