Lo único malo fue la limpieza de la habitación, que no se hizo en ninguno de las siete noche que pasamos allí. No se cambiaron ni toallas ni sábanas. El baño estaba bien, asi como todos los sanitarios. El microondas y las placas para cocinar eran algo obsoletas. Tampoco recogían la basura de la habitación ni del baño. Faltaban utensilios en la cocina, si bien se podían solicitar. Está bien aislada la habitación, con doble ventana, por lo que el mucho tráfico que rodea el hotel no se notaba en el interior. No había persiana, pero la doble cortina paliaba en gran parte esta deficiencia. La televisión funcionaba muy bien, y se podían captar canales de muchos países, incluida España. Hay teléfono también. El desayuno es modesto, a un precio algo elevado, ocho euros. La gente de recepción te auxilian y contestan preguntas relativas a modo de desplazamiento por Paris, asi como lugares de interés. Hay alguno que sabe español, y en el resto de casos, todos dominan el inglés, amén del francés, claro. El hall del hotel es funcional, y tienen mapas y croquis de diferentes lugares para visitar. Hay un supermercado cerca, asi como dos líneas de metro cercanas. El barrio es tranquilo, nada conflictivo, con una gran parque cerca. Como dato curioso, nuestra habitacion daba a un cementerio cercano, pero que no nos supuso ningún inconveniente, sino, al contrario, algo anecdótico y curioso. El hotel cierra a las once, pero te dan una clave para poder entrar fuera de esas horas. Notable general.