Ha sido nuestra primera visita a Nápoles, y si el destino lo permite, espero que no sea la última. Todo lo que hemos visto y disfrutado desmiente el tópico de que Nápoles no es una ciudad hermosa y acogedora. El hotel Chiaja, como la ciudad, nos ha resultado perfecto, con la autenticidad de los lugares con historia, de los lugares vividos con intensidad. El edificio muestra la huella del tiempo, sí, pero para nosotros eso no hace más que aumentar el interés. Creo que se ha conseguido muy bien el equilibrio entre pasado y presente. Hemos estado en 2 habitaciones, y las dos nos han parecido acogedoras y muy cómodas, y los baños impecables y modernos, sin perder el estilo retro de todo el hotel.
Pero sobre todo nos han gustado los detalles,como el de la merienda siempre a disposición de los clientes, con pasteles típicos, o el de el obsequio de huevos de pascua el día de Pascua, o el cuerno siciliano cuando nos marchamos.
En cuanto al personal, todos han sido un encanto, pero destacamos a Rosaria, por ser con la que más hemos tratado.
En resumen, ha sido una estancia que nos ha sabido a poco, nos queda mucho de Nápoles por ver y descubrir, y sin duda volveremos a este hotel.