El unico pero es el tamaño de la habitación. Hubo que hacer milagros para disponer nuestras maletas. El baño es pequeño, pero bien equipado. Lamentablemente, no reponen el jabón y el shampoo diariamente: tienes que racionarlo para que alcance. El desayuno es en un local muy coqueto, con decoración y muebles minimalistas. El buffet de desayuno es muy bueno. Hay yogurt, frutas, huevos, cereales, panes. Te ponen una canasta con cruasánes y bollos. Y como en todos los hoteles de nuestro recorrido, si no quieres el café de percoladora, te preparan sin costo adicional expressos y capuchinos. El hotel está situado muy cerca de la parada San Zaccaria de vaporettos. A pesar de lo chico de las recámaras, lo recomiendo ampliamente.