Está en una zona aislada, sin servicios en un radio de 1,5 Km. Es un edificio de 3 plantas, sin ascensor, por lo que para comunicarte con recepción hay que hacer bastante deporte, imposible para alguien con discapacidad. La limpieza de la habitación se limita a estirar el edredón y cambiar toallas. Nos pareció increíble. En recepción nunca saben nada, aunque alguno recibió una bronca por el dueño al intentar ayudarnos dándonos el teléfono de un pirt. No hay restaurante (ni en su entorno).
No volveremos jamàs.