La primera impresión no fue muy buena, ya que se encuentra en un callejón poco transitable, y el edificio es muy antiguo y pequeƱo ( en el ascensor no cabĆamos nosotros dos con nuestras dos maletas y la puerta para acceder al establecimiento tambien era minĆŗscula), pero a medida que fueron pasando los dĆas, nuestra opinión cambió. El desayuno, que lo sirven en la habitación, es muy completo, la limpieza diaria adecuada, y es muy silencioso y tranquilo (fundamental para estar al 100% de energĆa). Sin duda, lo mejor es su ubicación, ya que se encuentra justo al lado de Plaza Navona.