Ya he ido varías veces a Roma, en este caso iba con toda la familia (10 personas) y nos hemos alojado en este hotel cercano a Termini esperando que cumpliese las expectativas de todos.
Teníamos cuatro habitaciones: dos en la quinta planta y dos en la segunda.
Las dos de la 5ª planta eran geniales: modernas, amplias, limpias... Las otras dos, en cambio, se veían que eran más viejas con moqueta, decoración años 90 y demás, pero igualmente limpias y espaciosas.
Aparte, en una de estas últimas tuvimos el problema de que no se acordaron de cambiar las sábanas el día que llegamos, con lo cual estaban sucias. En un primer momento nos atendió una persona un poco borde (muy típico de los romanos), pero su compañero que llegó más tarde nos lo solucionó muy gentilmente y se disculpó mil veces.
Dejando a un lado las habitaciones, el personal del hotel es muy gentil y te ayudan en todo lo que pueden. Hablan por lo general inglés e italiano, y alguno chapurrea español.
El desayuno bastante correcto, con varios cafés, zumos, bollería, etc.
El ascensor es viejo, tipo "Aquí no hay quien viva", pero funciona y cumple su función. Aquí la gente también es muy quisquillosa, copón, que esperan el máximo lujo a dos pesetas.
La zona, nada nuevo. Cerca de Termini tienes precios más económicos, edificios viejos y gente un poco más "sospechosa", pero siempre que vuelva a Roma me quedaré por allí