Es un hotel recientemente reformado que ha invertido muchísimo para cuidar cada detalle. Las habitaciones están muy monas puestas, los baños también muy actuales pero bueno, el hueco es el que había y no son muy grandes, solo justas. La piscina una verdadera maravilla, con los niños está genial por los toboganes, el barco, las canoas... Es un mini parque acuático en toda regla. La comida está bastante bien, aunque he estado en mejores en este sentido (también en peores), hay menú diferente cada noche, temático, reponen constantemente, nunca se espera, ni siquiera cuando por ejemplo hay langostinos a la plancha, que hacen muchísimos para que nadie espere. Sacan bandejas constantemente antes de que se acaben. El minigolf está divertido y siempre hay sitio. Hay parques, columpios...vamos, para los niños un paraíso. La animación infantil está muy bien, la minidisco también genial. La animación de adultos es más sencilla.
En resumen, un hotel que sabe qué hacer y cómo hacerlo para que estés a gusto.
Y ahora viene lo malo, durante mis 9 noches de estancia, el hotel estuvo lleno de gitanos, y digo lleno aunque quizás solo había 10 familias, pero se hacen los dueños del hotel, se cuelan en los toboganes, van chillando por los pasillos, en el comedor se ponen a cantar y a dar palmas, van sin mascarilla a por la comida, los niños juegan a la pelota en el comedor... En el hotel nos quejamos y quisimos quitar la media pensión que teníamos pero se suponía que se iban ese día y luego no