A pesar de que en el mapa aparezca muy lejos de todo, lo cierto es que a menos de 5 minutos hay una parada de autobuses (ponte longo) donde paran dos líneas (91 y 81) que te llevan a la estación, otra (13) al centro de la ciudad y, además, es la primera parada del aerobús al salir del aeropuerto (y la última de retorno, claro).
Al llegar me recibió una "nonna", muy agradable, pero que sólo hablaba italiano, y muy rápido, sólo entendía alguna palabra suelta y de ahí me tenía que imaginar el resto.
Las habitaciones se encuentran en el piso superior de una vivienda de dos plantas. Son grandes, muy limpias y las camas cómodas. Hay dos aseos, uno con ducha y otro con bañera, así que difícilmente habrá que esperar hasta que quede libre uno.
El entorno es muy tranquilo, un barrio residencial en las afueras, pero tampoco hay ninguna atracción en los alrededores.
El desayuno te lo sirve a la hora que tú le digas, lo que pone de las 7:30 no es correcto, a mí me lo sirvió antes. Es un desayuno muy completo, yo acabé más que satisfecho.
En resumen, un sitio recomendable para pasar las noches mientras visitas Bolonia o los alrededores