Lejos del casco histórico, habitación muy pequeña, no pasamos dos personas por el espacio que queda entre la cama y la pared, baño muy pequeño, como una cabina de plástico, ducha enana, solo una toalla por persona, una además rota. Nos dieron habitación interior a un patio con un ruido continuo las 24 horas, se oía incluso con la ventana cerrada, como de una torre de refrigeración. Al pedir el secador para el pelo, la recepcionista, de manera desagradable, nos dijo que no había y, al insistir, que podíamos ir al cuarto de planchado y usar el que había allí.
Desayuno justito, sin dulces ni bollerías.
Realmente, no creo que merezca la pena aunque sea económico.