El hotel está cerca del aeropuerto pero lejos del centro, aunque hay una parada de tranvía justo enfrente, así que perfecto. El personal muy amable, incluso de habla hispana que se agradece. La habitación y baño muy pequeño, pero soy pequeña así que por mí no hubo problema, la cama muy cómoda y baño con agua caliente al momento, parece una tontería pero se agradece mucho cuando vienes con frio de fuera, en un Berlín en enero el agua era templada, por eso para mí es un punto importante. El desayuno, eso sí, escaso..