Desde el momento en que entras te hacen sentir como en casa, el personal es muy amable y servicial, especialmente Roberto, cuyo trato fue exquisito. Merece una especial mención la limpieza del hotel, impecable.
Es muy complicado aparcar en las inmediaciones pero tienen concertado un parking privado que está muy bien de precio (8€ al día).
El desayuno, más dulce que salado, muy correcto.