Nos dieron un upgrade, lo que supuso una habitación muy grande y con muy buenas vistas. Tenía jarra de agua caliente 2 sobres de té y 2 de café.Disponía así mismo de sofá cama, mesa escritorio con una sola silla, butaca individual y faltaban mesitas de noche a causa del diseño. El cuál es minimalista. Baño con una buena ducha. Lo peor es el restaurante. Por el covid sin carta, la cuál dicta el camarero. Resultó excesivamente caro para una calidad peor que mediocre. Restaurante con aspecto de bar de carretera, pero no solo el aspecto si no la calidad de los platos, sin ánimo de desmerecer a los bares de carretera.La botella de agua 9,50 CHF. Este precio no sería excesivo, si fuera un restaurante acorde. Pero como he comentado, no es el caso. Pagamos 100€ por una cena, que deja muchísimo que desear.