El hotel es un hotel típico del centro de Hanói: muy estrecho y no demasiado alto. Eso implica pocas habitaciones y pocos servicios, pero esta carencia se solventa con las instalaciones de su hotel gemelo justo en la acera de enfrente, que dispone de Spa y Restaurante; de estos dos servicios, yo usé el de restaurante con una satisfacción bastante alta.
Las habitaciones no son muy grandes, pero suficientes. La cama es cómoda, la limpieza excelente y el cuarto de baño también bastante satisfactorio. Por ponerle alguna pega, son algo ruidosas, al menos las que dan a la calle; pero no hay hotel en el centro de Hanói que no le pase lo mismo; desde luego no son recomendables para gente muy sensible al ruido.
El desayuno bastante bueno en comparación con otros hoteles de la zona. Más que decente. Abundante fruta, platos locales y los típicos huevos revueltos y salchichas que se pueden encontrar en cualquier desayuno de cualquier hotel del mundo, pero todo con una sensación de frescura y calidad sobresaliente.
Pero lo mejor de todo, sin duda, su personal (sobre todo Jasmine). Un personal preocupado en todo momento por mis necesidades y proporcionarme el mejor servicio y la mejor experiencia de mi estancia en el hotel. Sin duda marcan la diferencia. Enhorabuena a todos!!!