La atención al pública es nefasta, al menos de las 3 personas que nos recibieron; nadie se acomide para el equipaje, todos estan demasiado ocupados.
La vista es medio buena, de alguna parte del balcón, pero igual no sirve de mucho, pues solo sirven la comida dos horas, si llegas tarde o fuera de horario, ya no te atienden. Peor para la cena, a las 10 se acaba todo, y adios vista linda.
El hotel esta alejado de la Ciudad Medieval, y en medio de una especie de mini pueblito, que también se extingue durante muchas horas del día (y BIEN extinto, no hay quien te venda un café).
Caminar hasta la Cité es medio tardado de bajada, pero de regreso es un martirio, y si vas en temporada de frío, es aún más desagradable: la habitación es X, cero detalles o comodidades, así que después del martirio de la subida, llegas a padecer.
De plano, huímos a buscar otro hotel a la Ciudad Medieval: hay muchos, incluso a mejor precio, y te atienden MUCHO MEJOR, además de que hay algo de vida en las inmediaciones.