Hospederia con cierto encanto, por mantener casi toda su instalación, decoración, edificación, como el señorío que un día fue.
Ricardo, el conserje de tarde, un 10 de atención, con consejos diarios, compañía de charlas amenas, y mas allá de sus obligaciones, nos dejó preparado un sencillo desayuno para nuestra salida a las 6 de la mañana, el día de nuestra partida