Ragusa Ibla es acogedora, bella, tranquila, una inmersión en la historia y en el arte con mayúsculas. Además es un balcón a las montañas, a la naturaleza hermosa y siempre impactante que rodea el lugar. El hotel San Giorgio Palace es igual que su ciudad. Una morada magnífica en todos los aspectos. El personal es excelente, las habitaciones agradables, las vistas espléndidas, el desayuno delicioso. En definitiva, perfecto.