Está situado muy cerca de la estación de tren de Carcassone y para llegar a la zona medieval hay que andar un poco y cruzar un puente, pero es un paseo muy bonito. Está cerca del centro de la ciiudad por lo que es fácil encontrar sitios donde comer.
La habitación que elegimos era "superior", hubo que pagar sólo unos euros más, y la verdad es que mereció la pena: muy amplia, bonita y con un baño también muy grande. Era un piso alto y la vista era muy bonita..
El desayuno: rico en un comedor muy coqueto. En recepción el personal muy agradable. Apuntar que tiene horario de recepción limitado y a partir de una hora hay que marcar un código.
En la parte negativa solo dos cosas: La cama (muy cómoda) tienen solamente un edredón para arroparse, con lo cual fuera de la época invernal, si te arropas tienes calor, y si te lo quitas no te puedes cubrir con nada (esto es algo demasiado extendido en muchos hoteles europeos), y por otro lado algún algo de polvo en la lámpara principal (una lámpara por otro lado muy llamativa).
Si volviese a Carcassone sin duda volvería a este hotel.