Si vuelvo a Praga, sin dudar, volveré al hotel Noir. Muy bien ubicado, el metro está muy cerca y Wenceslao Square está a 10 minutos andando.
El hotel esta reformado, y el diseño es muy acogedor, el desayuno es sencillo pero correcto (excepto el cafe que sabe a agua.
En resumen, no lo dudeis, calidad-precio es perfecto.