El hotel en sí era lo que esperaba. Es una pasada, tanto las habitaciones como las zonas comunes son extraordinarias. Encontrarás detalles en los detalles las flores, la decoración, la iluminación, la música, los ambientes, una auténtica delicia. Un personal joven, atento, amable y con muy buen rollo. La playa del hotel está bien y está suficientemente alejado del bullicio y mal ambiente de Magalluf. Si he de poner algún pero diría que la wifi no funcionaba prácticamente en todo el día y el servicio de barra en la piscina era demasiado lento. Me ha decepcionado bastante el poquísimo ambiente y los horarios del Nikki Beach (a comparación con los de otras ciudades como Ibiza o Miami), ¡¡por las noches estaba cerrado!!, ha sido una gran desilusión, tenía mas un ambiente de piscina de día que otra cosa. El hotel es una pasada, dan ganas de volver y de probar los ME de otras ciudades!