Bien que hay máquina de check-in 24h y aparcamiento amplio y privado. Pero olor a tabaco por los pasillos. Camas individuales más pequeñas que en otros hoteles. Solo nórdico, en pleno verano. El aire no se podía regular. Hacía frío fuera, lluvia y 18 grados. No se podía elegir calor. Estaba regulado a 21 grados, si lo subías a 25, se paraba, pero al rato, se volvía a encender a 21 de nuevo. Por la noche, se encendió solo 2 veces, una de ellas a las 6:00, haciendo ruido y despertándonos. Si lo teníamos a 25 y apagado, ¿por qué se enciende solo y a 21, en horas de dormir? Menú muy justito, sin casi salado, y faltando 30 minutos para el cierre, con varios platos agotados y poca reposición. Nada que ver con los b&b de la costa vasca. No creo que vuelva.