El establecimiento es muy especial, con habitaciones preciosas con 2 terrazas, que parecen pisos pequeñitos individuales, con una vegetación exuberante. Las habitaciones son pequeñas, pero se extienden con las terrazas. Hay piscina, Spa (aunque aquí no entramos), y te llevan el desayuno todos los días a la habitación. El baño es un poco básico y antiguo, pero el resto está muy bien. Y la gente es súper-amable. Está localizado a 5-10 min de la calle principal de Ubud, con lo que te ahorras todo el ruido de las motos (que son muchas) y de los cientos de turistas que hay en los restaurantes y tiendas de esa zona. Un sitio para repetir, especialmente si vas con niños.