Es un hotel agradable, con bastante animación. La calidad de la comida es muy buena, la única pega que pongo es el servicio de comedor que es de lo peor que he visto en mi vida. Como la mayoría son extranjeros los camareros se ponen a discutir entre ellos, peleándose por que se mandan clientes a las mesas de unos y luego se quejan. Son desagradables todos, excepto un chico joven que trabaja muy bien y una chica de pelo corto y gafas, el resto no valen para nada. Te sientes incluso incomodo. Te quitan las comidas sin acabar. A una extranjera se le cayó sin querer un plato y le salta un camarero "¡claro estás mirando pa' Utrera!", como no la entiende. Había otro camarero que en el desayuno no quitaba el mantel manchado por otro, y encima dejaba los cubiertos que no habían sido usados y solo sustituía los usados, eso es muy desagadable. Cuando llegabas al comedor con una hora antes del cierre, te podrías encontrar mesas vacías, pero sin poner los cubiertos, y cuando llegabas te lo tenían que montar a regañadientes. Y lo curioso es que de todo esto el metre no se entera, se dedica a saludar a todos en la puerta y poco más, y por eso el comedor es un campo de batalla y hacen lo que quieren.