El personal es lo único que se salva. Y no todos, Llegamos a las 00:00 horas, cansados de un largo viaje y lo que menos puedes esperar, es que tengas que hacerte tu la cama. Las sabanas no están puestas. Y para mas cachondeo, habían dejado la ventana abierta y hacía mucho frío. Aparcamos en la puerta, donde casualmente había una plaza. Todo es zona azul, y preferimos no aparcar en el supuesto parking. Digo supuesto, porque al día siguiente -viernes- la zona esta colapsada y no hay donde aparcar. ¡Sorpresa! el parking de la reserva, se había convertido en, -aparcas donde puedas-. No hay parking. Te dan un papelito que se supone que evita la multa de la zona azul. ¡No es serio!. Os tocará dar vueltas y aparcar lejos los fines de semana.
El ascensor no funcionaba. Aquellas personas con movilidad reducida, deberían al menos solicitar la habitación en la planta 1ª. Porque creo que no seguirá roto un tiempo.
Como ya sabéis, los baños están fuera de la habitación, cerca. Son individuales. Pero lo peor de ellos no es que estén fuera. Si no el olor penetrante a desinfectante que tienen y que la intimidad se pierde, dado que se comunican por la parte superior (las paredes no llegan al techo).
En la pequeña cafetería, donde los precios son excelentes y el personal es muy amable, podréis tomaros una cerveza o comprar agua y refrescos.
Hemos utilizado el establecimiento para dormir. Saliendo temprano por la mañana y no regresando hasta la noche. Y para esto es más que suficiente...