El hotel es muy céntrico, queda casi al frente de la iglesia de la Merced, el personal es muy amable, la limpieza de la habitación fue buena, y los desayunos en el Café don Diego muy ricos, lo único eran las camas un poco duras, pero dormimos bien, eso no nos incomodo para pasarlo bien. Las paredes en algunas partes un poco deterioradas, pero eso a nosotros no nos importaba. Por lo general lo recomiendo.