Muy mal. En el anuncio dice que es obligatorio que te comuniques con Max, el dueño, para indicarle tu hora de llegada, pero el teléfono es inexistente. Al llegar para hacer el check in, hay que ir al local de al lado, gestionado por unos chicos muy amables pero que no tienen nada que ver con Max. Nos cobraron 2€ por maleta para poder dejarlas allí hasta poder hacer el check in. Al entrar en el apartamento, te invade un fuerte olor a Marihuana. Entramos en la habitación y había una silla que se caía a pedazos, no había climatización y sin rastro de mesitas de noche, lamparitas o algo donde poder dejar el movil o lo que sea cerca de la cama. Para apagar o encender la luz tienes que hacerlo junto a la puerta porque tampoco tiene interruptores cerca. Lo más fuerte fue que no pudimos ducharnos porque NO HABÍA TOALLAS. Bajamos a preguntarle al chico de recepción, el cual no tenía ni idea pero tuvo la amabilidad de preguntarle a Max por WhatsApp, y este le respondió que las toallas no estaban incluidas. Cabe destacar que en la reserva está especificado que incluye artículos de higiene, al igual que en las fotos, donde aparecen las toallas sobre la cama. Obviamente si no había toallas, podéis imaginaros el resto de cosas. El baño, de mal en peor. Es compartido, pero de ahí a que haya cepillos de dientes y demás productos de por medio, una lavadora con ropa dentro, dos alfombrillas tiradas en el suelo...Daba la sensación de estar invadiendo la casa de alguien.
Penoso, no vayas!!