La ubicación es muy buena porque puedes disfrutar de unas estupendas vistas frontales del mar pero desde luego no es un buen sitio para ir en familia. La piscina es ridícula, poco mayor que una bañera. Hay demasiado ruido tanto en la calle como en el propio edificio porque la mayoría de los que se alojan son jóvenes extranjeros con ganas de cachondeo. Aunque el apartamento se ajustaba a las fotos, los muebles están ya bastante gastados, los sofás cama no son cómodos, tampoco las camas, y apenas dispone de lo justo, muy justo, en utensilios de cocina, sin cafetera ni tostadora, imagino que los guiris no desayunan café con tostadas. Perdimos una cucharilla de café y nos pidieron que la abonáramos, cosa que entiendo pero que me parece ridícula. Es imposible aparcar cerca salvo que pagues lo que te pidan en los parking de la zona. Nosotros dejamos el coche en una urbanización de chalets alejada de la playa.