Al llegar, pretendían hacernos firmar un contrato en polaco por el alquiler de una noche que ya teníamos pagada con Expedia. Les pedimos que nos hicieran el contrato en inglés o castellano y no quisieron. Finalmente lo arreglamos con una nota manuscrita en Inglés en la que nos hacíamos cargo de las llaves.
Al subir al apartamento, estaba una ventana abierta y hacía un frío polar, por lo que encendimos las estufas eléctricas y escapamos a Varsovia a cenar.
A la vuelta, ya tarde, comprobamos que la cama doble solamente tenía edredón y colcha individuales. Tuvimos que ponerlos cruzados para poder dornir.
El apartamento era decente y había aparcamiento cubierto gratuito, pero era más propio de los tiempos de la guerra fría que de la Polonia Europea.